El Espíritu de Dios es mencionado en la Sagrada escritura en numerosas ocasiones, y su papel es esencial en la obra redentora de Altísimo.
Al estar llenos del Espíritu Santo, producimos fruto que nos beneficia no solo a nosotros, sino a todos los que están en contacto con nosotros.
Aunque el Espíritu Santo se menciona más claramente en el Nuevo Testamento, incluso tiene varias referencias en el Antiguo Testamento. A menudo se le describe como el «rumbo de Dios», simbolizando su poder y presencia activa en la creación y en la vida de las personas.
Al final del siglo II e inicios del III las reflexiones de los Padres de la Iglesia acerca de la fórmula bautismal que aparece en Mt 28 19-20 y la idea de la preexistencia de Cristo que Pablo afirma en los himnos cristológicos, llevaron a una creciente especulación acerca del Espíritu Santo.
En lo referente a las cualidades del Espíritu Santo, teólogos cristianos asumen que es portador de dones sobrenaturales muy diversos que pueden transmitirse al hombre por su mediación.
Los relatos de Cornelio y de los Efesios muestran que una persona puede aceptar el Espíritu al instante, en el momento que se arrepiente y cree.
De esta ingenuidad espiritual se habla en muchos pasajes de la Biblia, con las expresiones citadas, sin que se dé una definición única. Esto fue el motivo de una serie de controversias que se produjeron principalmente durante tres periodos históricos: el siglo IV como siglo trinitario por excelencia, las crisis cismáticas de Oriente y Oeste acaecidas entre los siglos IX y XI y, por último, las distintas revisiones doctrinales nacidas de la reforma protestante.
El bautismo en el Espíritu Santo es una de las doctrinas más significativas dentro de la teología cristiana, especialmente en las tradiciones pentecostales y carismáticas. Este evento espiritual, que se distingue del nuevo nacimiento, representa una experiencia de llenura y empoderamiento para la vida y el servicio cristiano.
Estas descripciones comunican la idea que la persona que recibe el Espíritu Santo logra una unión personal e íntima con Todopoderoso. Singular vive en contacto constante con Altísimo, y Jehová llega a ser parte de su vida.
En el Espíritu de Jehová hay voluntad para ser libres de la opresión del enemigo y del poder del pecado y de la asesinato. La libertad que el Espíritu Santo nos da, es una que nos ayuda a estar la vida plena en Jesús, agradándole en todo y sirviéndole con Deleite.
Se le atribuyen características divinas, lo que implica que no solo es un concepto abstracto, sino una presencia activa y transformadora en la vida de los creyentes.
(2) La Certeza en Jesucristo debe estar de acuerdo con la enseñanza de las Escrituras y no Excepto de ellas. (3) Creer no es el asentimiento mental en un cierto momento, sino es creer continuamente tal como el uso del tiempo presente indica.
Cuando nos preguntamos qué es el Espíritu Santo, una de las cosas que debemos tener en mente es que es agua de vida espiritual.
Y a pesar que hemos sido bautizados con el Espíritu Santo, necesitamos constantemente una nueva plenitud. A pesar que my company individuo ha sido satisfecho del Espíritu Santo fácilmente puede ser atrapado por el mundo en el que vivimos y perder algo de la plenitud del Espíritu Santo. Por eso una de las exhortaciones de la Escritura dice;